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martes, 4 de diciembre de 2018

VOLUNTARIADO EN IES LOS OLIVOS Empezamos a desarrollar los diferentes grupos de voluntariado: 1 Apoyo escolar con el alumno tutor los jueves a 7 hora. 2.Residencia de ancianos 3.Mercadillo solidario con el proyecto de Togo. 4.Gran recogida de alimentos en el mercadona 14 y 15 de diciembre 5.Montando el Belén.

lunes, 12 de junio de 2017

HISTORIA DE LA SALVACIÓN A TRAVÉS DE LA MUSICA

Cuadro de texto:





 RECORRIDO POR LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN

1.       LA CREACION
2.       ABRAHAN
3.       JOSÉ HIJO DE JACOB
4.       MOISES
5.       EL REY DAVID
6.       EL DESTIERRO
7.       LA ANUNICIACIÓN
8.       LA VISITACIÓN
9.       EL NACIMIENTO
10.   LA MULTIPLIACIÓN DE PANES Y PECES
11.   LA ENTRADA EN JERUSALÉN
12.   SIMÓN ZELOTES
13.   LA ÚLTIMA CENA
14.   GETSEMANÍ
15.   HERODES
16.   LA CRUCIFIXIÓN
17.   RESURRECCIÓN


















1.       LA CREACIÓN:

"1.En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2.La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. 3.Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. 4.Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; 5.y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. 6.Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» 7.E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. 8.Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo. 9.Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. 10.Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien. 11.Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. 12.La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien. 13.Y atardeció y amaneció: día tercero. 14.Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; 15.y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. 16.Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; 17.y los puso Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, 18.y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. 19.Y atardeció y amaneció: día cuarto. 20.Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.» 21.Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien; 22.y los bendijo Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.» 23.Y atardeció y amaneció: día quinto. 24.Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue. 25.Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien. 26.Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. 27.Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. 28.Y los bendijo Dios, y les dijo Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»"
(Génesis 1, 1-28)

Para facilitar el trabajo con el texto se puede usar el siguiente enlace:
 https://www.bibliacatolica.com.br/es/la-biblia-de-jerusalen/genesis/1/
a) Lectura del libro del Génesis acompañado de música “el amanecer de Grieg”.
b) Realización de un mural con diferentes técnicas adaptadas a los niveles de los alumnos.
c) Dramatización de la creación acompañada de la melodía de “el amanecer de Grieg”.

2.       ABRAHÁN
"1.Después de estos sucesos fue dirigida la palabra de Yahveh a Abram en visión, en estos términos: «No temas, Abram. Yo soy para ti un escudo. Tu premio será muy grande.» 2.Dijo Abram: «Mi Señor, Yahveh, ¿qué me vas a dar, si me voy sin hijos...?.» 3.Dijo Abram: «He aquí que no me has dado descendencia, y un criado de mi casa me va a heredar.» 4.Mas he aquí que la palabra de Yahveh le dijo: «No te heredará ése, sino que te heredará uno que saldrá de tus entrañas.» 5.Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu descendencia.»"
Génesis 15 ss www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/genesis/15/
a)  Partiendo de la experiencia personal del alumno, analizamos el significado de la palabra “confianza”, ya que el entendimiento de la misma nos va a llevar a comprender mucho más a nuestro protagonista.
b) Realización de dinámicas de confianza adaptadas a los diferentes niveles. Ej: Dividir el aula por parejas. Uno de los miembros lleva vendados los ojos. El otro debe ayudarle a recorrer un camino planteado.
c) Finalmente conocer a Abrahán, presentando al personaje ayudándonos de todo el recorrido de las actividades realizadas. Visionaremos un video adaptado a los diferentes niveles. (Enlace recomendado) https://www.youtube.com/watch?v=HKx5onRXo9E
d) Realización de un árbol genealógico siguiendo un camino de estrellas (emulando la cita bíblica en la que Dios se dirige a Abrahán hablando de su descendencia).
c) Escuchamos la canción “Abrahán y la fe” acompañándola de gestos.


3.       JOSÉ HIJO DE JACOB
"1.Jacob, por su parte, se estableció en el que fue país residencial de su padre, el país de Canaán. 2.Esta es la historia de Jacob. José tenía diecisiete años. Estaba de pastor de ovejas con sus hermanos - él, muchacho todavía, con los hijos de Bilhá y los de Zilpá, mujeres de su padre. Y José comunicó a su padre lo mal que se hablaba de ellos. 3.Israel amaba a José más que a todos los demás hijos, por ser para él el hijo de la ancianidad. Le había hecho una túnica de manga larga. 4.Vieron sus hermanos cómo le prefería su padre a todos sus otros hijos, y le aborrecieron hasta el punto de no poder ni siquiera saludarle. 5.José tuvo un sueño y lo manifestó a sus hermanos, quienes le odiaron más aún. 6.Les dijo: «Oíd el sueño que he tenido. 7.Me parecía que nosotros estábamos atando gavillas en el campo, y he aquí que mi gavilla se levantaba y se tenía derecha, mientras que vuestras gavillas le hacían rueda y se inclinaban hacia la mía.» 8.Sus hermanos le dijeron: «¿Será que vas a reinar sobre nosotros o que vas a tenernos domeñados?» Y acumularon todavía más odio contra él por causa de sus sueños y de su palabras. 9.Volvió a tener otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Díjoles: «He tenido otro sueño: Resulta que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante mí.» 10.Se lo contó a su padre y a sus hermanos, y su padre le reprendió y le dijo: «¿Qué sueño es ése que has tenido? ¿Es que yo, tu madre y tus hermanos vamos a venir a inclinarnos ante ti hasta el suelo?» 11.Sus hermanos le tenían envidia, mientras que su padre reflexionaba. 12.Fueron sus hermanos a apacentar las ovejas de su padre en Siquem, 13.y dijo Israel a José: «¿No están tus hermanos pastoreando en Siquem? Ve de mi parte a donde ellos.» Dijo: «Estoy listo.» 14.Díjole: «Anda, vete a ver si tus hermanos siguen sin novedad, y lo mismo el ganado, y tráeme noticias.» Le envió, pues, desde el valle de Hebrón, y José fue a Siquem. 15.Encontróse con él un hombre mientras estaba discurriendo por el campo. El hombre le preguntó: «¿Qué buscas?» 16.Díjole: «Estoy buscando a mis hermanos. Indícame, por favor, dónde están pastoreando.» 17.El hombre le dijo: «Partieron de aquí, pues yo les oí decir: "Vamos a Dotán."» José fue detrás de sus hermanos y los encontró en Dotán. 18.Ellos le vieron de lejos, y antes que se les acercara, conspiraron contra él para matarle, 19.y se decían mutuamente: «Por ahí viene el soñador. 20.Ahora, pues, venid, matémosle y echémosle en un pozo cualquiera, y diremos que algún animal feroz le devoró. Veremos entonces en qué paran sus sueños.» 21.Rubén lo oyó y le libró de sus manos. Dijo: «No atentemos contra su vida.» 22.Rubén les dijo: «No derraméis sangre. Echadle a ese pozo que hay en el páramo, pero no pongáis la mano sobre él.» Su intención era de salvarle de sus hermanos para devolverle a su padre. 23.Y ocurrió, que cuando llegó José donde sus hermanos, éstos despojaron a José de su túnica - aquella túnica de manga larga que llevaba puesta -, 24.y echándole mano le arrojaron al pozo. Aquel pozo estaba vacío, sin agua. 25.Luego se sentaron a comer. Y levantando los ojos divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad, con camellos cargados de almáciga, sandáraca y ládano, que iban bajando hacia Egipto. 26.Entonces dijo Judá a sus hermanos: «¿Qué aprovecha el que asesinemos a nuestro hermano y luego tapemos su sangre? 27.Venid vamos a venderle a los ismaelitas, pero no pongamos la mano en él, porque es nuestro hermano, carne nuestra.» Y sus hermanos asintieron. 28.Pasaron unos madianitas mercaderes, y descubriéndole subieron a José del pozo. Vendieron a José a los ismaelitas por veinte piezas de plata, y éstos se llevaron a José a Egipto. 29.Vuelve Rubén al pozo, y he aquí que José nos estaba en el pozo. El desgarró sus ropas, 30.y volviendo donde sus hermanos les dijo: «El niño no aparece, y yo ¿qué hago ahora?» 31.Entonces tomaron la túnica de José, y degollando un cabrito, tiñeron la túnica en sangre, 32.y enviaron la túnica de manga larga, haciéndola llegar hasta su padre con este recado: «Esto hemos encontrado: examina si se trata de la túnica de tu hijo, o no.» 33.El la examinó y dijo: «¡Es la túnica de mi hijo! ¡Algún animal feroz le ha devorado! ¡José ha sido despedazado!» 34.Jacob desgarró su vestido, se echó un sayal a la cintura e hizo duelo por su hijo durante muchos días. 35.Todos sus hijos e hijas acudieron a consolarle, pero él rehusaba consolarse y decía: «Voy a bajar en duelo al seol donde mi hijo.» Y su padre le lloraba. 36.Por su parte, los madianitas, llegados a Egipto, le vendieron a Putifar, eunuco de Faraón y capitán de los guardias." …………….."1.Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos. 2.(Y se echó a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta la casa de Faraón.) 3.José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él. 4.José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios. 5.Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros. 6.Porque con éste van dos años de hambre por la tierra, y aún quedan cinco años en que no habrá arada ni siega. 7.Dios me ha enviado delante de vosotros para que podáis sobrevivir en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz liberación. 8.O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su casa y amo de todo Egipto. 9.Subid de prisa a donde mi padre, y decidle: "Así, dice tu hijo José: Dios me ha hecho dueño de todo Egipto; baja a mí sin demora. 10.Vivirás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y nietos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes. 11.Yo te sustentaré allí, pues todavía faltan cinco años de hambre, no sea que quedéis en la miseria tú y tu casa y todo lo tuyo." 12.Con vuestros propios ojos estáis viendo, y también mi hermano Benjamín con los suyos, que es mi boca la que os habla. 13.Notificad, pues, a mi padre toda mi autoridad en Egipto y todo lo que habéis visto, y en seguida bajad a mi padre acá.» 14.Y echándose al cuello de su hermano Benjamín, lloró; también Benjamín lloraba sobre el cuello de José. 15.Luego besó a todos sus hermanos, llorando sobre ellos; después de lo cual sus hermanos estuvieron conversando con él. 16.En el palacio de Faraón corrió la voz: «Han venido los hermanos de José.» La cosa cayó bien a Faraón y sus siervos, 17.y Faraón dijo a José: «Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras acémilas y poneos inmediatamente en Canaán , 18.tomad a vuestro padre y vuestras familias, y venid a mí, que yo os daré lo mejor de Egipto, y comeréis lo más pingüe del país. 19.Por tu parte, ordénales: Haced esto: Tomad de Egipto carretas para vuestros pequeños y mujeres, y os traéis a vuestro padre. 20.Y vosotros mismos no tengáis pena de vuestras cosas, que le mejor de Egipto será para vosotros.» 21.Así lo hicieron los hijos de Israel; José les proporcionó carretas por orden de Faraón; y les dio provisiones para el camino. 22.A todos ellos dio sendas mudas, pero a Benjamín le dio trescientas piezas de plata y cinco mudas. 23.A su padre le envió asimismo diez burros cargados de lo mejor de Egipto y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su padre. 24.Luego despidió a sus hermanos, y cuando se iban les dijo: «No os excitéis en el camino.» 25.Subieron, pues, de Egipto y llegaron a Canaán, a donde su padre Jacob, 26.y le anunciaron: «Todavía vive José, y es el amo de todo Egipto.» Pero él se quedó impasible, porque no les creía. 27.Entonces le repitieron todas las palabras que José les había dicho, vio las carretas que José había enviado para trasportarle, y revivió el espíritu de su padre Jacob. 28.Y dijo Israel: «¡Esto me basta! Todavía vive mi hijo José: iré y le veré antes de morirme.»"
Génesis,37-45  Biblia Católica Online https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/genesis/45/

a) Trabajamos valores: Envidia, perdón, empatía, relación fraterna. Visionado de fragmentos de la película “José Rey de los sueños”.
b) Una vez visionada la película realizar un dibujo sobre la túnica de José. Añadiendo una frase que recoja lo que más les ha llamado la atención de todo lo visto.
c) Realización de una línea del tiempo con cartulina. En ella deberán aparecer los personajes de la Historia de la Salvación que hasta ahora hemos trabajado.
d) Realizar una coreografía en base a la canción del musical José y su túnica multicolor.



4.       MOISÉS.
a)  Recoger la línea del tiempo realizada en la actividad anterior y ubicar a Moisés y la situación histórica de esclavitud que vivía el pueblo de Israel.
b) Presentación de Moisés: Lluvia de ideas sobre las situaciones actuales de persecución y sufrimiento. Visionado de imágenes en la PDI sobre situaciones actuales de injusticia social, sufrimiento, desamparo, refugiados, persecución por causas religiosas, políticas…
c) Visionado de las escenas de esclavitud y liberación de la película “El príncipe de Egipto” y trabajar las escenas del musical Moisés realizando una coreografía adaptada a las canciones.
d) Realización por grupos de un comic con las escenas más destacadas de la vida de Moisés y presentación del mismo al resto de la clase.
e) Canto de Moisés: Paso del mar rojo. Realización de una danza con una coreografía adaptada.
d) Escuchamos y reflexionamos con la canción de Marcela Gandara Es largo el viaje https://www.youtube.com/watch?v=hL91-HL0jbw


5.       DAVID
a) Lectura de la historia de David en la biblia. Explicación de la simbología de la elección del más pequeño.
b) Escuchamos la canción El pastorcito David.  https://www.youtube.com/watch?v=_ithqm0Tz2w
Danzamos con la canción.
c) El débil vence al fuerte. Escuchamos la canción  https://www.youtube.com/watch?v=NZ-9yYVYHtw
d) Manifestando la humildad ante el Señor. Danza “batid las manos”
6.       EL DESTIERRO
a) Lectura del texto bíblico o lectura del Resumen sobre el Regreso del destierro:
Salomón, hijo del  rey David pidió a Dios la sabiduría para gobernar su pueblo. Y Éste se lo concedió. Al final de su vida se apartó del señor y el reino se dividió en dos.
Con los años Israel cayó en la idolatría y su historia está lleva de luchas con sus vecinos, hasta que los asirios les derrotaron y se los llevaron cautivos a Babilonia.
En el año 70 antes de Cristo, Ciro, rey de los persas publicó un edicto en él permitía a los judíos volver a su país, terminando así la cautividad.
b) Análisis histórico sobre la realidad actual del pueblo de Israel.
c) Realizar unos mapas comparativos en los que se reflejen la ocupación del pueblo de Israel en el año 70 antes de Cristo y en la actualidad.

7.       LA ANUNCIACIÓN Y LA VISITACIÓN.
Estos dos relatos los vamos a trabajar juntos. Adjuntamos ejemplos de actividades según el nivel.
Partimos de la experiencia de los alumnos cuestionándoles sobre la importancia de nuestra madre.
Se les pregunta: ¿quién te cuida, te aconseja y te anima en todo momento? MAMÁ.
A partir de este momento, resaltamos la personalidad de MARÍA. Mujer que eligió Dios para ser la Madre de Jesús y Madre nuestra. La humildad, la sencillez y la confianza son las cualidades de María y por eso Dios se fijó en ella.
ACTIVIDADES:
•             Buscar en el Nuevo Testamento Lc 1,26-38 y trabajar la comprensión del texto:
"26.Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27.a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28.Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29.Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30.El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 31.vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32.El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33.reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 34.María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35.El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 36.Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 37.porque ninguna cosa es imposible para Dios.» 38.Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue."
Lucas 1, 26-38 https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/1/
a)            ¿A quién envía Dios para llevar su mensaje?
b)           ¿A quién va dirigido?
c)            Escribe las palabras del ángel.
d)           ¿Qué otra noticia le dijo?
e)           ¿Qué responde María al ángel?
f)            Dibuja la escena de la Anunciación.
•             Aprendemos y cantamos “Hágase” de Migueli.
•             Buscar en el calendario la festividad de este momento (25 de marzo) tan importante para los cristianos y cristianas.
•             Visionar de la película “Jesús de Nazaret” este relato bíblico.
Entre las muchas cualidades de María, la generosidad, el amor y el servicio, nos ayudan a acercarnos más a Dios. María no dudo del mensaje que Dios le transmitió a través del arcángel san Gabriel y se puso en camino VISITANDO A SU PRIMA ISABEL.
ACTIVIDADES:
•             Buscar en el Nuevo Testamento la lectura de la VISITACIÓN en Lc 1,39-56.
"39.En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40.entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41.Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; 42.y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43.y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? 44.Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. 45.¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» 46.Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor 47.y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador 48.porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, 49.porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre 50.y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. 51.Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. 52.Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. 53.A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. 54.Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia 55.- como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.» 56.María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa."
Lucas 1, 39-56 https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/1/
•             Cada alumno resume la cita leída en su cuaderno.
•             Dibujar el encuentro entre María e Isabel.
•             Escribir tres ejemplos de cómo ser como María en casa y en el colegio.
•             Hacer un grafiti con la palabra MAGNIFICAT.
•             Aprender la canción y ver el video, de la hermana Glenda, “Magnificat”  y reflexionar sobre las imágenes que aparecen.
•             Buscamos en el calendario el día que celebramos la VISITACIÓN(31 de mayo).
•             Mostrar en la pizarra digital cuadros de pintores sobre La Visitación, recordando la importancia del arte religioso en la cultura.

8.       LA NAVIDAD
Comenzamos con una lluvia de ideas sobre qué es una buena noticia.
Actividades:
•             Mediante la comunicación verbal compartimos las buenas noticias que hemos recibido y nuestras emociones.
•             Hacer un mural de buenas noticias. Se les pedirá que en casa recorten de periódicos o revistas todo lo que crean que son buenas noticias.
•             Jugar con mímica a contar buenas noticias para que sus compañeros lo adivinen.
•             Escribir con letras bonitas la palabra EVANGELIO (buena noticia).
Después hablaremos del tiempo litúrgico del ADVIENTO, como los días de preparación para recibir en nuestra vida la mejor noticia, JESÚS.
Actividades:
•             Realizar cada niño en su cuaderno el calendario litúrgico del ADVIENTO señalando los cuatro domingos con una vela y coloreado el borde de rojo, de azul La Inmaculada Concepción de la Virgen  María y destacando el 25 de diciembre como el día del nacimiento del Niño Jesús.
•             Escribir propósitos o deseos que vamos a trabajar durante el adviento para preparar nuestro corazón a la venida de Jesús.
•             Buscar la cita bíblica del nacimiento de Jesús Lc 3, 1-26 y leerla en clase.
".Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5.para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. 6.Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, 7.y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. 8.Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. 9.Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. 10.El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: 11.os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12.y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13.Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14.«Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.» 15.Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.» 16.Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17.Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; 18.y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19.María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. 20.Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho."
Lucas 2, 1-20  https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/2/
•             Reflexionar sobre los símbolos navideños: el árbol y el belén.
•             Construir un árbol de Navidad para la clase y decorarlo con mensajes de amor, paz y alegría.
•             Hacer un belén en papel continuo donde quede reflejado las escenas del nacimiento, la adoración de los pastores y los reyes magos.
•             Aprender y cantar el villancico “El día que nació Jesús” de Migueli.
•             Visionar la película “Natividad”




9.       LA MULTIPLICACIÓN DE PANES Y PECES

a)  PRESENTACIÓN DE JESÚS COMO EL MESÍAS ESPERADO
   Jesús nos muestra que es el Salvador acogiendo a los necesitados, cuidándoles y ayudándoles.

b)  LECTURA DEL PASAJE EVANGÉLICO  Lc.9, 10-17
"10.Cuando los apóstoles regresaron, le contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Bestsaida. 11.Pero las gentes lo supieron, y le siguieron; y él, acogiéndolas, les hablaba a cerca del Reino de Dios, y curaba a los que tenían necesidad de ser curados. 12.Pero el día había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.» 13.El les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.» 14.Pues había como 5.000 hombres. El dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.» 15.Lo hicieron así, e hicieron acomodarse a todos. 16.Tomó entonces los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición y los partió, y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente. 17.Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos."
Lucas 9, 10-17  https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/9/

c)  DRAMATIZACIÓN DEL MILAGRO


d)   MANUALIDAD.
    Hacer en cartulina panes y peces y escribir el nombre de cada niño por detrás

e)   OBRA DE ARTE
    Cuadro de la multiplicación de panes y peces, mosaico, etc.

f)  CANCIÓN: “CINCO PANES Y DOS PESCADOS”
    https://www.youtube.com/watch?v=yCTgjCnoutc
 -  PUESTA EN COMÚN
    Dialogar sobre la canción y entender como Jesús llega a todos sin excepción y su amor aun sobra para los que no creen (no creyentes)

10.   ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALEN. HOSANNA

a)   PRESENTACIÓN-NARRACIÓN DEL PASAJE EVANGÉLICO
   Los judíos iban a Jerusalén en la primera luna llena de la primavera, para celebrar la Pascua, visitando el templo y así agradecer a Dios su liberación de la esclavitud en Egipto.
    Acudían judíos de los pueblos y países vecinos y entraban en la ciudad cantando llenos de alegría.
    Al ver a Jesús llegar subido en un borriquillo, extendieron sus manos en el camino, alfombrándolo y cortaron hojas de palmera para batirlas en señal de admiración; como se recibía al os reyes o personalidades.

LECTURA DEL EVANGELIO  Mt.21, 1-11
"1.Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos, 2.diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos. 3.Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá.» 4.Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta: 5.Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. 6.Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado: 7.trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima. 8.La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. 9.Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» 10.Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían. 11.Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»"
Mateo 21, 1-11  https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/21/

DRAMATIZACIÓN DEL TEXTO
Ayudándonos del visionado del fragmento de la película musical “Jesucristo Superstar” entrada en Jerusalén.
OBSERVAR UNA OBRA DE ARTE
“La entrada en Jerusalén”  de Duccio di Buoninsegna. Análisis de los personajes que en la obra aparecen.
MANUALIDAD
Hacer hojas de palma con cartulina o goma eva
CANCIÓN  “HOSANNA”  del musical Jesucristo Superstar
REFLEXIÓN
    ¿Cómo recibiríamos a alguien importante si viniese a nuestro pueblo? (Con pancartas, banderas, aplausos, vítores…)
    Hacer comparación de cómo recibieron a Jesús
    Sentimientos que despiertan estas personas en nosotros: alegría admiración, cercanía…
    ¿Qué sentimientos produce la entrada de Jesús en Anás y Caifás, que se desprende de la canción? Envidia, intolerancia…

11.   JESÚS SE DESPIDE DE SUS AMIGOS. ÚLTIMA CENA.

a)      Lectura del pasaje: Mt.26 17-29
"17.El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» 18.El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos."» 19.Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. 20.Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. 21.Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.» 22.Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?» 23.El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. 24.El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!» 25.Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso, Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.» 26.Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.» 27.Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos, 28.porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados. 29.Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.»"
Mateo 26, 17-29 https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/26/

b)      VISUALIZACIÓN DE UN VIDEO
Fragmento de la película musical “Jesucristo superstar” última cena.
c)       CANCIÓN “LA ÚLTIMA CENA” del musical Jesucristo Superstar.
d)      LAVATORIO DE PIES
  Explicar qué es un rito de purificación.
      Comparación con el sacramento del Perdón y el de tener el alma limpia para poder recibir a Jesús en la Eucaristía
      Admirar la actitud de servicio de Jesús.
     


e)      MESA DEL SEDER

   En la fiesta de la Pascua judía debía sacrificarse un cordero para agradecer a Dios, que hubiera liberado a su pueblo de la esclavitud de Egipto; en recuerdo de aquel que comieron los israelitas en la noche de su salida.
    Realizar la cena con los alumnos:
    Primero preparar la mesa con la Biblia para leer pasajes del Éxodo,
    Adornar con velas
    Hierbas amargas.
    Pan de ácimos
    Mosto
    Frutos secos.
    Explicar a los alumnos la bendición del pan y el vino por Jesús en los ácimos y en el brindis.
     Se termina cantando canciones de agradecimiento a Dios por la liberación de la esclavitud:
“GRANDE ES EL SEÑOR” del CD de 13 canciones de alabanzas para niños
“CANTEMOS GLORIA A DIOS” del CD de 13 canciones de alabanza para niños
“MAYIM – MAYIM” Danza israelita
·NINGUN SHEL YOSSI” Danza popular de Israel

f)       OBSERVAR UNA OBRA DE ARTE
“La Santa Cena” de Leonardo da Vinci
“La Última Cena” de Duccio di Buoninsdegna

  Dialogar sobre la actitud de los apóstoles en los cuadros (Judas Iscariote, Juan…)

12.   SIMÓN ZELOTES

a)      EXPOSICIÓN DE IMÁGENES DE LÍDERES ABATIDOS POR SU IDEOLOGÍA
     Martin Lhuter King
     Ghandi
     Olof Palmer
     Kemedy
b)      CANCIÓN DE SIMÓN ZELOTES  del musical Jesucristo Superstar
    Expresar  los sentimientos que despiertan en nosotros la canción.
     Descubrir el proceso que lleva a una persona del amor al odio o de la amistad a la guerra:
   1 Desilusión por no colmar las expectativas esperadas (Falsas esperanzas, Ilusión)
   2   Suponer que los otros están confundidos, equivocados (cerrazón)
   3   Creerse uno en posesión de la verdad (Intolerancia)
   4   Desear la eliminación del contrario (O tú o yo)
   
c)       IMÁGENES DE PERSONAS VICTIMAS DE LA INTOLERANCIA
    Judíos en los campos de concentración. Refugiados sirios, personas que han sufrido violencia de género, persecuciones por razones de fe o raza, acoso escolar…

A continuación se muestra una relación de imágenes que recogen diferentes muestras sobre la puesta en práctica del proyecto en el aula tanto en primaria como en secundaria.




13.   GETSEMANI, HERODES, CRUCIFIXIÓN Y RESURRECCIÓN. Estos últimos puntos se han trabajado en conjunto. La muestra que se recoge para el proyecto son un grupo de actividades  para secundaria.
Getsemaní
Visionado de la canción de Getsemaní del Jesucristo Superstar:
Herodes
Visionado de la canción de Herodes del Jesucristo Superstar:

Crucifixión
Visionado de la Crucifixión de  Jesucristo Superstar:

Resurrección
Visionado de una adaptación de la Obra de Jesucristo Superstar:


  • Lectura de los evangelios para  adentrarnos en los principales acontecimientos, hechos y personajes de la Pasión de Cristo.
Para ello leeremos por personajes, cada alumno pone voz a un personaje, para hacer una lectura dramatizada, y comprender mejor las actitudes e intenciones y su papel en la Pascua.
Jesús lava los pies de sus discípulos
13:1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 13:2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase,
13:3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
13:4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
13:5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
13:6 Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
13:7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.
13:8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.
13:9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.
13:10 Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
13:11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.
13:12 Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?
13:13 Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
13:14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
13:15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
13:16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.
13:17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
13:18 No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar.
13:19 Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy.
13:20 De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
Jesús anuncia la traición de Judas
(Mt. 26.20-25; Mr. 14.17-21; Lc. 22.21-23
13:21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
13:22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
13:23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.
13:24 A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.
13:25 El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?
13:26 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
13:27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
13:28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
13:29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
13:30 Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche. 
El nuevo mandamiento 
13:31 Entonces, cuando hubo salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él.
13:32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en sí mismo, y en seguida le glorificará.
13:33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir.
13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. 
Jesús anuncia la negación de Pedro
(Mt. 26.31-35; Mr. 14.27-31; Lc. 22.31-34)
13:36 Le dijo Simón Pedro: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.
13:37 Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
13:38 Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces. 
Capítulo 14
Jesús,  el camino al Padre 

14:1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
14:2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
14:4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
14:5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
14:6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
14:7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.
14:8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.
14:9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
14:10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.
14:11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.
14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
14:13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
14:14 Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
La promesa del Espíritu Santo 
14:15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
14:16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
14:17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
14:18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.
14:19 Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
14:20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.
14:21 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
14:22 Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo?
14:23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
14:24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
14:25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
14:28 Habéis oído que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.
14:29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.
14:30 No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.
14:31 Mas para que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre me mandó, así hago. Levantaos, vamos de aquí. 
Capítulo 15
Jesús, la vid verdadera 

15:1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
15:2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
15:3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
15:4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
15:6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
15:9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
15:10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
15:11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.
15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
15:13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
15:14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
15:15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
15:16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
15:17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
El mundo os aborrecerá 
15:18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
15:19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
15:20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
15:21 Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado.
15:22 Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado.
15:23 El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece.
15:24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.
15:25 Pero esto es para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.
15:26 Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
15:27 Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.
Capítulo 16

16:1 Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo.
16:2 Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
16:3 Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí.
16:4 Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho. 
La obra del Espíritu Santo
Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.
16:5 Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?
16:6 Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón.
16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
16:8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.
16:9 De pecado, por cuanto no creen en mí;
16:10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
16:11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
16:12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
16:14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
16:15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
La tristeza se convertirá en gozo 
16:16 Todavía un poco, y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; porque yo voy al Padre.
16:17 Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?
16:18 Decían, pues: ¿Qué quiere decir con: Todavía un poco? No entendemos lo que habla.
16:19 Jesús conoció que querían preguntarle, y les dijo: ¿Preguntáis entre vosotros acerca de esto que dije: Todavía un poco y no me veréis, y de nuevo un poco y me veréis?
16:20 De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo.
16:21 La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.
16:22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.
16:23 En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
16:24 Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. 
Yo he vencido al mundo 
16:25 Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.
16:26 En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,
16:27 pues el Padre mismo os ama, porque vosotros me habéis amado, y habéis creído que yo salí de Dios.
16:28 Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.
16:29 Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices.
16:30 Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios.
16:31 Jesús les respondió: ¿Ahora creéis?
16:32 He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo.
16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. 
Capítulo 17 
Jesús ora por sus discípulos

17:1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;
17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.
17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.
17:6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.
17:7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;
17:8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.
17:9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,
17:10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
17:11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
17:12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.
17:13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.
17:14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17:15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.
17:16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
17:18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
17:19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
17:22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
17:23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.
17:24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
17:25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.
17:26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. 
Capítulo 18

18:1 Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos.
18:2 Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos.
18:3 Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas.
18:4 Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?
18:5 Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba.
18:6 Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra.
18:7 Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno.
18:8 Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos;
18:9 para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno.
18:10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.
18:11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? 
Jesús ante el sumo sacerdote
(Mt. 26.57-58; Mr. 14.53-54; Lc. 22.54
18:12 Entonces la compañía de soldados, el tribuno y los alguaciles de los judíos, prendieron a Jesús y le ataron,
18:13 y le llevaron primeramente a Anás; porque era suegro de Caifás, que era sumo sacerdote aquel año.
18:14 Era Caifás el que había dado el consejo a los judíos, de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo.
Pedro en el patio de Anás
(Mt. 26.69-70; Mr. 14.66-68; Lc. 22.55-57)
18:15 Y seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Y este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Jesús al patio del sumo sacerdote;
18:16 mas Pedro estaba fuera, a la puerta. Salió, pues, el discípulo que era conocido del sumo sacerdote, y habló a la portera, e hizo entrar a Pedro.
18:17 Entonces la criada portera dijo a Pedro: ¿No eres tú también de los discípulos de este hombre? Dijo él: No lo soy.
18:18 Y estaban en pie los siervos y los alguaciles que habían encendido un fuego; porque hacía frío, y se calentaban; y también con ellos estaba Pedro en pie, calentándose. 
Anás interroga a Jesús
(Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Lc. 22.66-71
18:19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
18:20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.
18:21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.
18:22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?
18:23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?
18:24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote. 
Pedro niega a Jesús
(Mt. 26.71-75; Mr. 14.69-72; Lc. 22.58-62)
18:25 Estaba, pues, Pedro en pie, calentándose. Y le dijeron: ¿No eres tú de sus discípulos? El negó, y dijo: No lo soy.
18:26 Uno de los siervos del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dijo: ¿No te vi yo en el huerto con él?
18:27 Negó Pedro otra vez; y en seguida cantó el gallo. 
18:28 Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua.
18:29 Entonces salió Pilato a ellos, y les dijo: ¿Qué acusación traéis contra este hombre?
18:30 Respondieron y le dijeron: Si éste no fuera malhechor, no te lo habríamos entregado.
18:31 Entonces les dijo Pilato: Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley. Y los judíos le dijeron: A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie;
18:32 para que se cumpliese la palabra que Jesús había dicho, dando a entender de qué muerte iba a morir.
18:33 Entonces Pilato volvió a entrar en el pretorio, y llamó a Jesús y le dijo: ¿Eres tú el Rey de los judíos?
18:34 Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí?
18:35 Pilato le respondió: ¿Soy yo acaso judío? Tu nación, y los principales sacerdotes, te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?
18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.
18:37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
18:38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad? Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.
18:39 Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la pascua. ¿Queréis, pues, que os suelte al Rey de los judíos?
18:40 Entonces todos dieron voces de nuevo, diciendo: No a éste, sino a Barrabás. Y Barrabás era ladrón. 
Capítulo 19 

19:1 Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó.
19:2 Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura;
19:3 y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas.
19:4 Entonces Pilato salió otra vez, y les dijo: Mirad, os lo traigo fuera, para que entendáis que ningún delito hallo en él.
19:5 Y salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Y Pilato les dijo: ¡He aquí el hombre!
19:6 Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él.
19:7 Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios.
19:8 Cuando Pilato oyó decir esto, tuvo más miedo.
19:9 Y entró otra vez en el pretorio, y dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Mas Jesús no le dio respuesta.
19:10 Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte?
19:11 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene.
19:12 Desde entonces procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone.
19:13 Entonces Pilato, oyendo esto, llevó fuera a Jesús, y se sentó en el tribunal en el lugar llamado el Enlosado, y en hebreo Gabata.
19:14 Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey!
19:15 Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César.
19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. 
Crucifixión y muerte de Jesús
(Mt. 27.32-50; Mr. 15.21-37; Lc. 23.26-49)
19:17 Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;
19:18 y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
19:19 Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
19:20 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
19:21 Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos.
19:22 Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito.
19:23 Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.
19:24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice:
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.
Y así lo hicieron los soldados.
19:25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena.
19:26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo.
19:27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
19:28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese:Tengo sed.
19:29 Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca.
19:30 Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu. 
El costado de Jesús traspasado 
19:31 Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí.
19:32 Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro que había sido crucificado con él.
19:33 Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.
19:34 Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.
19:35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis.
19:36 Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliese la Escritura: No será quebrado hueso suyo.19:37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
Jesús es sepultado
(Mt. 27.57-61; Mr. 15.42-47; Lc. 23.50-56)
19:38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
19:39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
19:40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
19:41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
19:42 Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús. 
Capítulo 20
La resurrección
(Mt. 28.1-10; Mr. 16.1-8; Lc. 24.1-12

20:1 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.
20:2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
20:3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
20:4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
20:5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
20:6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
20:7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
20:8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
20:9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
20:10 Y volvieron los discípulos a los suyos. 
Jesús se aparece a María Magdalena
(Mr. 16.9-11)
20:11 Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
20:12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
20:13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.
20:14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.
20:15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.
20:16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
20:17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
20:18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas. 
Jesús se aparece a los discípulos
(Mt. 28.16-20; Mr. 16.14-18; Lc. 24.36-49
20:19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Incredulidad de Tomás 
20:24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
20:25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
20:26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
20:27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
20:28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!
20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
El propósito del libro 
20:30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.
20:31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. 
Capítulo 21
Jesús se aparece a siete de sus discípulos 

21:1 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
21:2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
21:3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.
21:4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; mas los discípulos no sabían que era Jesús.
21:5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
21:6 El les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
21:7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
21:8 Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
21:9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
21:10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
21:11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
21:12 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor.
21:13 Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
21:14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos. 
Apacienta mis ovejas 
21:15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
21:16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
21:17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
21:18 De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
21:19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió: Sígueme. 
El discípulo amado 
21:20 Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?
21:21 Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de éste?
21:22 Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
21:23 Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?
21:24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.
21:25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. 

“La Pasión de Cristo hay que leerla en directo, en vivo y como protagonistas. Nadie puede pasar por esas impresionantes páginas y quedar igual.
Todos estamos reflejados en alguno o en algunos de los personajes de la Pasión de Cristo.

¿Es que acaso no hemos tenido algún gesto hermoso con nuestro hermano, ese Cristo viviente, como hizo la Verónica con Cristo?
No hemos ayudado nunca a alguien a llevar la cruz, cualquier cruz, sea física o moral, como el Cireneo con Jesús?
No es verdad que también a veces nos hemos comportado como Pedro, que le niega, o como Judas, que lo traiciona villanamente, o como los demás que lo abandonan? ¿Esos soldados y esbirros que azotan cruelmente a Jesús no nos recuerdan que en alguna ocasión hemos sido así con nuestro prójimo?
Sin duda alguna que muchas veces podemos compararnos con san Juan evangelista, fieles a Cristo hasta la cruz. O como María, la tierna Madre que fue un sostén para su Hijo amado.
Pilato hemos sido tantas veces, al lavarnos las manos cobardemente y no defender a Cristo ante los demás. Y también Anás y Caifás, hombres prepotentes y soberbios, que por envidia condenan a Cristo. Y nosotros, por envidia, nos deshicimos de “ese” que nos caía mal.

En la Pasión de Cristo nos vemos reflejados un poco todos los hombres de ayer, de hoy y de siempre. La Pasión la vive Cristo por nosotros, a causa de nosotros y en lugar de nosotros.

Ojalá que al repasar estos personajes sintamos una profunda pena y dolor inmenso, por haber ofendido a Cristo, y, sobre todo, un deseo sincero de acercarnos a Cristo, pedirle perdón y aceptar de nuevo su amistad.
Cristo, perdónanos. Cristo, acéptanos de nuevo como amigos. Cristo, aquí nos tienes.
 
JUDAS, EL TRAICIONERO
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Sí, el que besó a Jesús y lo traicionó. Sí, el escogido por Cristo por amor para ser seguidor, compañero, apóstol de primera fila de Jesús. Sí, el que vio los milagros de Jesús y escuchó las palabras bondadosas y pacificadoras de Jesús y partió el pan de la mesa muchas veces con Jesús en la intimidad de un almuerzo.

Adentrémonos un poco en le alma de Judas. ¿Desde cuándo trama la traición? ¿Por qué llegó a este extremo? ¿Quién o que le empujo a ello? ¿Qué ganó con la traición?

I. Con el beso de Judas se inicia la Pasión. Jesús sintió como una quemadura en el rostro. ¡Fue traicionado por uno de sus íntimos, fue totalmente doloroso para Jesús!

En algunos lugares de México existen Cristos que de talla, cubiertos de heridas, que lleva en la mejilla una llaga especialmente honda, llena de sangre, que llaman el beso de Judas.

Este beso son las heridas que Jesús recibe en la casa de sus amigos.

II. Judas era de Karioth, de la región de Judea. Él bajó a Galilea, al lago en Cafarnaún para oír la palabra de Jesús... Era uno más de los judíos que anhelaba la liberación de los romanos y de toda esclavitud. ¿Será este el Mesías? -se decía de Jesús.

Judas era doble. No era transparente como Natanael. Por lo que colegimos del Evangelio Judas tenía dobles intenciones desde el inicio.

¿Será un espía del Sanedrín? De hecho tenía contactos con Caifás.

¿Será un zelote que buscaba un libertador político? Como Jesús le defraudó, decidió canjearlo por la libertad de Barrabas.
¿Sería un ladrón que vio en Jesús la forma de hacerse rico robando de la “bolsa” del grupo?

Judas era doble por eso nunca podremos conocer realmente sus intenciones más profundas.

¿Por qué traicionó al Maestro?
¿Por qué con un beso?
¿Por qué en la noche, y en el huerto de Gethsemaní?
¿Por qué llevó toda esa turba de gente con palos y garrotes?
¿Por qué después de traicionarle se suicida, se mata, se ahorca?
III. Treinta monedas de plata. Dentro de las leyes de Moisés, cuando el buey de una persona embestía a un esclavo, el dueño del animal debía pagar una compensación 30 siclos de plata al propietario del esclavo y luego matar al animal.

¡Treinta monedas! ¡El precio de un esclavo!
¿Es que hoy no hay gente que vende a Cristo incluso por menos? ¿Es que acaso no le he traicionado yo alguna vez?
IV. Sigue la pregunta: ¿por qué Judas traiciono a Jesús? Se han escrito kilómetros de páginas sobre Judas. Ningunas se ponen de acuerdo. Todos elucubran.

Solo Dios conoce el corazón del hombre.
Judas no era peor ni mejor que los demás apóstoles, a la hora de ser elegido. Todos tenían sus zonas de luz y sus rincones oscuros.
¿Qué le pasó a Judas, con la convivencia continua de Jesús, que era el Sol del mediodía, sin ocaso, sin eclipse?
¿Qué le pasó a Judas, con el trato continuo de Jesús, que era todo amor, y solo amor compasivo, tierno y misericordioso?
Tal vez, cada día iba alejándose de Jesús, el corazón de Judas ya no comulgaba con el mensaje de Jesús, con las ideas de Jesús, con las actitudes de Jesús. ¿Cómo era el mensaje de Jesús, las ideas de Jesús y las actitudes de Jesús, que tanto detestaba Judas?

¡El amor!
Judas no quiso abrirse al amor. Un amor que perdona, que hace el bien, que busca el bien, que no tiene en cuenta el mal, que vence el mal con el bien, que sabe darse sin medida a los demás, que nunca piensa en sí mismo, que está pendiente sólo del otro.

Judas, tal vez, no aguantó la luz y el calor de tanto amor que despedía Jesús.

Tanto amor de Jesús le quemaba, le irritaba el corazón a Judas... Es como si yo tuviera una herida y me colocan alcohol para curarme: me escuece mucho, me quemo, me molesta, pero sé que esa herida curará.
Judas llevaba esa herida abierta, con pus. Una herida provocada por el egoísmo: sólo pensaba en sí mismo. Ese egoísmo le llevaba a alejarse de Jesús, a alejarse de los demás, a pensar sólo en su beneficio: ¿qué ganaré si sigo a Jesús?

Jesús quiso curar su herida terrible del corazón de Judas. Pero Judas se resistió. No aguantó el amor de Jesús. Curiosamente no soportó tanto amor de Jesús. ¡No puede ser! ¿Por qué sigue amándome, si yo soy tan mezquino? ¿Por qué sigue echándome salvavidas, si yo no lo amo?

Y creció en el corazón de Judas el odio, que es sentimiento pervertido del amor; El amor de Jesús rebotaba en el corazón de Judas, y lo hacía más duro, más pétreo.

Judas, ¡ábrete al amor de Jesús! ¿No ves que Él te quiere? ¿No sientes que Él te ama? ¿No escuchas su dulce voz de Pastor que quiere atravesarte con sus silbos amorosos?

Tal vez el drama de Judas fue éste: ¡poco a poco se fue distanciando del corazón de Jesús... y aunque estaba a dos o tres metros, físicamente, sin embargo, espiritualmente estaba a años luz, a muchas leguas de Jesús!
Y cuando uno enfría el amor a Cristo, comienza a crecer el egoísmo, abierto a disfrazado, que sólo piensa en sí mismo, sólo se busca a sí mismo, sólo está pendiente de sí mismo, sólo se ama a sí mismo.
Por eso Judas no llegó a la traición, a ese beso de traición de la noche a la mañana... sino progresivamente, poco a poco... Alejándome de la luz, voy entrando en la oscuridad de la noche: “y era de noche”... Alejándome del amor, voy entrando en el túnel del desamor y del odio: “a quién yo besa, ese es. Prendedle... Alejándome de la paz, voy entrando en el espiral del remordimiento: “y a él, a Judas, le remordió la conciencia. Fue y se ahorcó”.

Ahora entendemos un poco más porque no le interesaron las 30 monedas de plata... por qué se ahorcó... no pudo abrirse, no quiso abrirse al amor misericordioso de Jesús. No toleraba más los ojos dulces de Jesús. No aguantaba más esa voz tierna de Jesús. No soportaba más esas manos cariñosas de Jesús dispuestas a levantar al caído.
PEDRO, LA NEGACIÓN
En un momento de flaqueza, Pedro resquebrajó su Roca
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¿Qué le pasó a esta Roca?
I. MÁS QUE AMOR A PEDRO LE FALTÓ VALENTÍA
Quiso dar vida por Cristo, pero a la hora de la hora fue cobarde, tuvo miedo, prefirió salvar su pellejo.

Pedro en el laboratorio de su corazón tenía dos sentimientos mezclados: amor y miedo.

Porque amaba a Cristo, no huyó después de que Jesús fue atado y apresado. Y porque estaba atenazado por el miedo siguió a Jesús de lejos.

Porque tenía miedo, negó a Jesús tres veces, cobardemente. Pero porque amaba a Jesús, salió fuera y lloró amargadamente su pecado de traición al Maestro.

¡Qué distinto a Judas!
Esa mirada tierna y misericordiosa de Jesús: “Y Jesús lo miró”, se le clavó en lo profundo del corazón de Pedro; pero no era una mirada de reproche sino de compasión. Una mirada que pareció decirle: Simón, yo he rogado por ti. Fue una mirada alentadora, misericordiosa. Una mirada que le decía: “Pedro, ¿a dónde vas? No te separes de mí. Sígueme.

Le miró con la misma ternura que cuando le llamó a seguirle. Vaya que conocía Pedro esa hermosa y cautivadora mirada de Jesús. Con esa mirada, Pedro comprendió la gravedad de su pecado.

No creamos que la caída de Pedro fue leve. No. Pedro cayó en un pecado gravísimo.

Conocía a Jesús.
Era el primer Papa, por tanto, el jefe del grupo.
Fue distinguido por Jesús como uno de los tres discípulos predilectos.
Mintió con juramento, maldijo.
Cayó muy hondo.
Pero lo hermoso de Pedro es que se arrepintió, si abrió al amor de Jesús, a ese sol espléndido de Jesús y volvió la claridad a su alma.
II. REFLEXIONEMOS
¿Por qué Pedro cayó de esa manera? ¿Por qué fue tan cobarde? ¿Por qué negó a Jesús tres veces?

Principalmente, confió mucho en sí mismo. Es lo que llamamos pecado de presunción: “yo no te abandonaré jamás... aunque todos, yo no... estoy dispuesto de ir contigo a la muerte”. Se hacía el valiente, el vanidoso, el presuntuoso, muy pagado de sí mismo, creidillo.

En segundo lugar, se durmió en la oración. Es decir, aflojó en la oración. Cuando uno afloja en la oración, automáticamente pierde fuerza y peso espiritual. Y sin fuerzas, cualquier viento o contrariedad me derrumba.
En tercer lugar, porque se metió en la boca del lobo, en el atrio, donde estaban aprovechando la leña del árbol caído. ¡Qué imprudente!
¡Presunción, desidia, imprudencia!
III. ¿CÓMO SALIÓ DE TODO ESTO?
La mirada de Cristo.
El canto del gallo.
El amor de su corazón.
La mirada de Cristo le hizo reflexionar donde estaba caído.
El canto del gallo le lanzó fuera del peligro.
El amor de su corazón le hizo llorar amargadamente, con un corazón arrepentido. ¡Le había fallado al Maestro, al Amigo, al Señor, al Buen Pastor!
La Roca de Pedro, comenzó a tener grietas. ¿Por qué nos extrañamos a lo largo de la historia de la Iglesia? Los instrumentos que Jesús escoge son débiles. Desde el punto de vista exclusivamente humano, hubiera tenido Jesús razones para excluir a Pedro, para excluirnos a nosotros. Pero Jesús mira el corazón contrito, humillado, humilde, arrepentido... y Él nos da su perdón y su gracia.
Señor, danos el don de contrición para llorar nuestras faltas y pecados. Danos dolor de amor por haberte ofendido. Y ayúdanos a levantarnos, a acercarnos a ti, a pedirte perdón y a volver a comenzar. Amén.

PILATO: EL JUICIO COBARDE

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Después que los sumos sacerdotes decidieron la muerte de Jesús, el asesinato del hombre más justo de la historia, ahora se encaminan al palacio del gobernador Pilato para sacarle la ejecución, dado que sólo el poder civil podría dar muerte a alguien. Estaban seguros de lograrla, porque sabían que Pilato era débil.
Le llevaron con el punto más fuerte: “Jesús se dice el Mesías”. Para un romano, esa palabra oía a revolución inminente.
Y se lo llevaron tempranito, antes de que el tribuno Pilato comenzase las audiencias habituales.

Pero mientras se hacía completamente de día, Jesús esperó.
Serían entre las 6 y las 8 de la mañana cuando llegaron ante Pilato. Hicieron bajar a Pilato de su cómodo asiento y estancia, porque los sumos sacerdotes judíos no podrían subir para no con contaminarse, dado que era la casa de un pagano. ¡Qué hipocresía! No querían contaminarse para poder conocer la Pascua, y, sin embargo, tenían el corazón pervertido, contaminado de odio, malquerencia y el deseo de matar a un inocente.

I. ¿QUIÉN ES ESTE PILATO?
Nos encontramos ante una de las figuras más enigmáticas de la historia, un personaje con tantos con tantos rostros.
Era el quinto procurador romano, que dirigió Palestina, desde que Roma se adueñó de estas tierras.

Es una persona con doble personalidad. Por una parte muestra un enorme desinterés y casi un fastidio de verse mezclado en un asunto que no le interesa y que considera una querella intestina con el seno de un pueblo -el judío- al que desprecia. Por otro lado -y aquí está la otra personalidad- parece gustarle el tener la ocasión de mostrarse superior a sus enemigos, los sacerdotes judíos. Le agrada el que tengan que acudir a él, humillarse, y parece paladear el placer de retrasar su respuesta a lo que le piden.

Al exterior, como buen político, parece frío e indiferente: por eso, pregunta, inquiere, da la impresión de estarse haciendo el interesante. Podía haberse limitado, sin más, a confirmar la sentencia del Sanedrín, pero prefiere comenzar de nuevo el juicio desde el principio: ¿qué acusación traéis contra este hombre?
Los sacerdotes judíos esperaban que se limitara a firmar, sin hacer más historias.
Pero Pilato es astuto: “Si, os molesta a nosotros, juzgadle según nuestra ley”. Este Jesús no me ha alborotado el país, es pacífico, no tengo quejas de mis policías. ¡Un punto a favor de Pilato!

Los Sumos Sacerdotes judíos tienen muy claro su objetivo: dar muerte a Jesús desembarazarse de Jesús. Por eso lanzan acusaciones –ya no tanto religiosas (¿qué le interesaban a Pilato?) sino políticas y sociales: “Lo hemos hallado amotinando a nuestra gente y prohibiendo dar tributo al César y diciendo qué él es el Mesías rey”. ¡Parte mentira y parte verdad!

Los argumentos están bien elegidos para impresionar al gobernador Pilato.

Pilato es astuto e investiga a fondo y pide al reo.

II. SE ENCUENTRA PILATO CON JESÚS
A solas sin esa jauría de acusadores.
Comienza Pilato con una pregunta: “¿Tú eres el rey de los judíos?”.
Jesús declara que su realeza trasciende las instituciones humanas. No viene a hacer competencia al César. Su reino no es de este mundo.
Ya se daba cuenta Pilato de que Jesús era un rey distinto.
Viene sin hombres, sin gloria, sin vestimenta fina... sin escolta... deshecho.
No cede al entusiasmo de las multitudes.
No se deshace en elogios de Roma, para ganarse puntos.
Sí, Jesús es Rey. ¡Pero muy distinto a los reyes de aquí abajo! Su trono fue primero un pesebre en Belén... y después una cruz.
De esta primera entrevista con Jesús, Pilato sacó esta conclusión: este hombre es inocente, no encontró en él ninguna culpa.
Le dejó sólo y salió para decir, a los judíos “yo no encuentro nada”

Los judíos seguían incitando a Jesús contra Pilato. Pilato vuelve a entrar y le pregunta “¿no dices nada?”.

Jesús guardaba silencio. Este silencio le confirmó aún más en la inocencia del acusado.

Salió el gobernador otra vez y comprobó la diferencia entre la serenidad del reo y la exaltación y falta de ponderación de quienes pedían su muerte.

Pilato estaba plenamente convencido de la inocencia de Jesús; y así lo manifestó por tercera vez: “No encuentro en Él ningún delito”.
En el comienzo del juicio estaban claramente a su favor. Después, por cobardía, irá cediendo terreno, hasta encontrarse completamente perdido.
El Señor será finalmente condenado por un hombre cobarde, que no quiso enemistarse con Roma, para no perder el puesto de gobernador.
Pilato si hubiese querido, podría haber encontrado abundantes testigos que habrían probado la inocencia de Jesús.
Aquel ciego.
Aquel paralítico.
A la chica resucitada... Todos los de Naín.
Todos los que fueron testigos de la multiplicación de los panes.
Pero Pilato no estaba preocupado por la verdad y la justicia; quería salir del enredo. Estaba ya harto. Además, no quería perder puntos ante Roma.
III. ¿QUÉ DEBEMOS APRENDER DE PILATO?
° Pilato fue cobarde. No debemos ser cobardes, como Pilato. Tendremos muchas ocasiones en la vida para ser valientes y no dejarnos llevar por “el qué dirán”. Hay que pedir a Dios la valentía de los primeros seguidores de Jesús que eligieron dar la vida por Jesús, antes que traicionarle, herirle, fallarle.
2° Pilato no supo aceptar la verdad. Para él la realeza no es verdad, sino poder.
Que nosotros seamos amigos de la verdad, busquemos y defendamos la verdad por encima de todo...

Pero Pilato quiso darse un respiro y mandó al reo, al enterarse de que era galileo, al palacio de Herodes, rey de Idumea del sur de Judea, pero que mandaba en la Galilea, al norte. Por ese entonces Herodes estaba haciendo una visita a Jerusalén.
ANÁS, HUMILLANDO AL MESIAS
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I. Entremos ahora en la casa de Anás, el suegro del Sumo Sacerdote Caifás. Había sido sumo Sacerdote también. Llevaban a Jesús maniatado, descalzos los pies, gacha la cabeza, conducido con la soga que sujetaba su cuello, como un animal. Era a las tres o cuatro de la mañana de ese Viernes terrible.

Había en torno a él risas y cuchicheos de satisfacción: la cosa había resultado en realidad más fácil de lo que todos se esperaban. Iban llegando a la casa de Anás gentes intima de los pontífices, envueltos en blancas vestiduras.
II. Lo llevaron a Anás para hacer tiempo, dado que el proceso en casa de Caifás, su yerno, tenía que comenzar por regla general de día.
Anás, pues, lo juzgaría privadamente mientras se organizaba oficialmente el tribunal.

Anás había convertido a su familia en una gran mafia de la que el, Anás, era el padrino todopoderoso.

Anás, aunque para los judíos era el Sumo Sacerdote, no ejercía el cargo. Se lo había dejado a su yerno Caifás.

Anás era un hombre puntilloso en el cumplimiento externo de sus funciones; pero escéptico y agnóstico; pues no cría en nada que no redundara en interés personal.

III. Ahora están frente a frente: Anás y Jesús. Anás le estudia a Jesús. Y se pregunta qué podía haber inducido a este desconocido a creerse el Salvador del mundo.

Se alegró de no ser él, Anás, quién debía juzgarle. Y comenzó a hacerle muchas preguntas:

¿Qué era lo que predicaba?
¿Dónde lo había aprendido?
¿Quiénes eran sus discípulos?
¿Qué pretendía hacer con ellos: una sociedad secreta?
Jesús digno, dueño de sí mismo: “Yo siempre he hablado públicamente y ante todo el mundo. He predicado siempre en las sinagogas y en el templo, donde todos los judíos se reúnen. A escondidas nunca he dicho nada. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a quienes me han oído, pregúntales qué es lo que yo he dicho. Ellos lo saben” .
La respuesta de Jesús desde el punto de vista jurídico era perfecta: según el derecho judío un acusado no tenía que dar testimonio de sí mismo; sólo era válida una acusación sobre testigos ajenos y fidedignos. Jesús, pues, descalificaba así a Anás por salirse de los procedimientos legales.

Un silencio embarazoso siguió a las palabras de Jesús. Anás no se esperaba esto. Anás estaba acostumbrado a otro tipo de actitudes en sus súbditos: sumisión, desaliento, servilismo, miedo.

¡Y este campesino se atrevía a dejarle públicamente en ridículo! Con una punta de clarísima ironía le recordaba cuáles eran los verdaderos procedimientos legales.

Anás se sintió desarmado... y no quiso que aquella “insolencia” quedara sin respuesta o sin castigo.

Y quien no tiene razones, ¿a qué se atiene? A la violencia. Uno de sus siervos, tal vez mirado por el mismo Anás, dio una bofetada a Jesús, golpeándole en plena boca: “¿así respondes al pontífice?”.

Era la primera vez que una mano humana golpeaba físicamente a Jesús. Antes, en el huerto, había sufrido empellones. Luego había sido arrastrado por tirones de soga. Ahora era su propio rostro quien conocía la violencia humana.
Jesús, quedó digno, sereno. Miró, tal vez a Anás, esperando que reprochara aquella acción indigna. Era bajo y cobarde golpear a un hombre maniatado; era injusto tratar a un simple acusado como a un criminal convicto y confeso.

Anás se sintió satisfecho de aquella villanía... que le sacó de su gran apuro.

Por eso Jesús se volvió discretamente a quien le había golpeado y con una impresionante dignidad dijo mansamente: “Si he hablado mal, dime en qué. Y si he hablado bien, ¿por qué me pegas?

Si antes, se sintió humillado Anás; ahora mucho más. ¿Quién era ese hombre que respondía mansamente, con lógica y calma asombrosa? “Este hombre no siente miedo frente a mí”. ¿Quién será?

Y en verdad, sintió miedo Anás. Ese extraño pavor supersticioso que domina a los ilustres la primera vez que se encontraban con alguien verdaderamente más grande que ellos.

Prefirió, por ello, desembarazarse cuanto antes de él. Se levantó nervioso. Y dio órdenes de que se lo devolvieran a Caifás, su yerno, que era, en definitiva, el verdadero responsable de este absurdo e injusto juicio.
Anás pasará a la historia como el prototipo de hombre que hace valer sus derechos de “autoridad jubilada”, para humillar a los demás, darse importancia... y como no pudo, recurrió a la violencia baja y propia de villanos.
Y Jesús nos da ejemplo de mansedumbre ante quienes nos traten con despotismo, violencia e injusticia. Sólo así, seremos más grandes que quien se rebaja a tales procedimientos indignos.












MARÍA,AL PIE DE LA CRUZ

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Unimos a Cristo todos nuestros sufrimientos y nos acompaña la Madre de Dios, nuestra Madre.

La Madre de Dios llora y sufre la angustia de ver morir a su Hijo en la cruz como la haría cualquier madre.

Lo ha visto coronado de espinas, clavadas en su cabeza y en su frente, dejando su pelo y rostro manchado de una sangre que se coagula y reseca sobre la piel, su espalda que esta desgarrada y abierta por los azotes que le han dado y que cubrieron después, con una túnica púrpura para burlarse de El, dándole bofetadas y escupiéndole...
Sabe que su amadísimo Hijo es humillado y escarnecido y por todo esto...tiene roto el corazón.

Después lo ha visto caminar y caer...bajo el peso del madero que lleva sobre sus maltratados hombros y ha visto como le clavan sus amados pies y manos en el madero de la Cruz y, por fin, lo ha visto levantar en alto, y...morir. ¿Podrá haber un dolor más grande?. Lo sabe puro, lo sabe bueno, lo sabe santo....lo sabe Hijo de Dios, y piensa...¡Cuánto debe ser su amor por todos los hombres!.

Y María no comprende ese gran misterio pero acepta, una vez más, porque es la voluntad Dios. Su corazón es traspasado por una espada y su dolor no tiene límites. Así se cumple la profecía de Simeón, cuando viéndola, casi una niña con su Hijo en brazos, el día de la Presentación en el Templo, entre otras cosas le dice a María :- "una espada atravesará tu alma"... y ahora María está de pie junto a la Cruz de Jesús.

En el libro" El silencio de María" nos dice el P. Ignacio Larrañaga:- "Es preciso colocarse en medio de este círculo vital y fatal que unos lamentaban y otros celebraban, ese triste final y en medio de ese remolino, la figura digna y patética de la Madre, aferrada a su fe para no sucumbir emocionalmente, entendiendo algunas cosas, por ejemplo lo de la "espada", vislumbrando confusamente otras....Lo importante no era entender, sino el entregarse. "Padre mío, en tus brazos deposito a mi querido Hijo". Fue el holocausto perfecto, la oblación total.

La Madre adquirió una altura espiritual vertiginosa, nunca fue tan pobre y tan grande, parecía pálida sombra pero al mismo tiempo, tenía la estampa de una reina.".

Y San Juan nos dice:- "Habiendo mirado, pues, Jesús a su madre y al discípulo que le amaba, el cual estaba allí, dice a su madre:- "Mujer, ahí tienes a tu hijo".Después dice al discípulo:- " Ahí tienes a tu madre".
Fue en ese momento en que la Madre de Jesús se hizo madre de todo el género humano. Esta mujer dolorosa pero firme al pie de la Cruz nos está diciendo que solo la fe nos dará fuerza para los grandes dolores que la vida nos depare.
Y terminamos acompañando a esta Madre Dolorosa con algo muy hermoso escrito por el Cardenal Pironio:-"Señora de la Pascua, Señora de la Cruz y de la Esperanza. Señora del Viernes y del Domingo. Señora de la noche y de la mañana. Señora de todas las partidas, porque eres la Señora del "tránsito" o de la Pascua. Escúchanos: Hoy queremos decirte "muchas gracias". Muchas gracias, Señora por tu Fiat, por tu completa disponibilidad de "esclava". Por tu pobreza y tu silencio. Por tu gozo de las siete espadas. Por el dolor de todas tus partidas, que fueron dando la paz a tantas almas. Por haberte quedado con nosotros a pesar del tiempo y la distancia".
MARÍA MAGDALENA, LA ENAMORADA DE DIOS    (2) http://www.virgenperegrina.org/documentos/imagenes/magdalena-ivanov.jpg

Realmente nos encontramos en el Evangelio a un personaje muy especial del que nos pareciera saberlo todo y del que casi no sabemos nada: María Magdalena. Magdalena no es un apellido, sino un toponímico. Se trata de una María de Magdala, ciudad situada al norte de Tiberíades. Sólo sabemos de ella que Cristo la libró de siete demonios (Lc 8, 2) y que acompañaba a Cristo formando parte de un grupo grande mujeres que le servían. Los momentos culminantes de su vida fueron su presencia ante la Cruz de Cristo, junto a María, y, sobre todo, el ser testigo directo y casi primero de la Resurrección del Señor. A María Magdalena se le ha querido unir con la pecadora pública que encontró a Cristo en casa de Simón el fariseo y con María de Betania. No se puede afirmar esto y tampoco lo contrario, aunque parece que María Magdalena es otra figura distintas a las anteriores. El rostro de esta mujer en el Evangelio es, sin embargo, muy especial: era una mujer enamorada de Cristo, dispuesta a todo por él, un ejemplo maravilloso de fe en el Hijo de Dios. Todo parece que comenzó cuando Jesús sacó de ella siete demonios, es decir, según el parecer de los entendidos, cuando Cristo la curó de una grave enfermedad.

María Magdalena es un lucero rutilante en la ciencia del amor a Dios en la persona de Jesús. ¿Qué fue lo que a aquella mujer le hechizó en la persona de Cristo? ¿Por qué aquella mujer se convirtió de repente en una seguidora ardiente y fiel de Jesús? ¿Por qué para aquella mujer, tras la muerte de Cristo, todo se había acabado? María Magdalena se encontró con Cristo, después de que él le sacara aquellos "siete demonios". Es como si dijera que encontró el "todo", después de vivir en la "nada", en el "vacío". Y allí comenzó aquella historia.
El amor de María Magdalena a Jesús fue un amor fiel, purificado en el sufrimiento y en el dolor. Cuando todos los apóstoles huyeron tras el prendimiento de Cristo, María Magdalena estuvo siempre a su lado, y así la encontramos de pie al lado de la Cruz. No fue un amor fácil. El amor llevó a María Magdalena a involucrarse en el fracaso de Cristo, a recibir sobre sí los insultos a Cristo, a compartir con él aquella muerte tan horrible en la cruz. Allí el amor de María Magdalena se hizo maduro, adulto, sólido. A quien Dios no le ha costado en la vida, difícilmente entenderá lo que es amarle. Amor y dolor son realidades que siempre van unidas, hasta el punto de que no puede existir la una sin la otra.
El amor de María Magdalena a Cristo fue un amor total. "Para mí la vida es Cristo", repetiría después otro de los grandes enamorados de Cristo. Comprobamos este amor en aquella escena tan bella de María Magdalena junto al sepulcro vacío. Está hundida porque le han quitado al Maestro y no sabe dónde lo han puesto. La muerte de Cristo fue para María un golpe terrible. Para ella la vida sin Cristo ya no tenía sentido. Por ello, el Resucitado va enseguida a rescatarla. Se trata seguro de una de las primeras apariciones de Cristo. Era tan profundo su amor que ella no podía concebir una vida sin aquella presencia que daba sentido a todo su ser y a todas sus aspiraciones en esta vida. Tras constatar que ha resucitado se lanza a sus pies con el fin de agarrarse a ellos e impedir que el Señor vuelva a salir de su vida.

El amor de María Magdalena a Cristo fue un amor de entrega y servicio. Nos dice el Evangelio que María Magdalena formaba parte de aquel grupo de mujeres que seguía y servía a Cristo. El amor la había convertido a esta mujer en una servidora entregada, alegre y generosa. Servir a quien se ama no es una carga, es un honor. El amor siempre exige entrega real, porque el amor no son palabras solo, sino hechos y hechos verdaderos. Un amor no acompañado de obras es falso. Hay quienes dicen "Señor, Señor, pero después no hacen lo que se les pide". María Magdalena no sólo servía a Cristo, sino que encontraba gusto y alegría en aquel servicio. Era para ella, una mujer tal vez pecadora antes, un privilegio haber sido elegida para servir al Señor.

El amor de María Magdalena a Cristo constituye para nosotros una lección viva y clarividente de lo que debe ser nuestro amor a Dios, a Cristo, al Espíritu Santo, a la Trinidad. Hay que despojar el amor de contenidos vacíos y vivirlo más radicalmente. Hay que relacionar más lo que hacemos y por qué lo hacemos con el amor a Dios. No debemos olvidar que al fin y al cabo nuestro amor a Dios más que sentimientos son obras y obras reales. El lenguaje de nuestro amor a Dios está en lo que hacemos por Él.
En primer lugar, podemos vivir el amor a Dios en una vida intensa y profunda de oración, que abarca tanto los sacramentos como la oración misma, además de vivir en la presencia de Dios. En estos momentos además nuestra relación con Dios ha de ser íntima, cordial, cálida. Hay que procurar conectar con Dios como persona, como amigo, como confidente. Hay que gozar de las cosas de Dios; hay que sentirse tristes sin las cosas de Dios; hay que llegar a sentir necesarias las cosas de Dios.
En segundo lugar, tenemos que vivir el amor a Dios en la rectitud y coherencia de nuestros actos. Cada cosa que hagamos ha de ser un monumento a su amor. Toda nuestra vida desde que los levantamos hasta que nos acostamos ha de ser en su honor y gloria. No podemos separar nuestra vida diaria con sus pequeñeces y grandezas del amor a Dios. No tenemos más que ofrecerle a Dios. Ahí radica precisamente la grandeza de Dios que acoge con infinito cariño esas obras tan pequeñas. De todas formas la verdad del amor siempre está en lo pequeño, porque lo pequeño es posible, es cotidiano, es frecuente. Las cosas grandes no siempre están al alcance de todos. Además el que es fiel en lo pequeño, lo será en lo mucho.

Y en tercer lugar, tenemos que vivir el amor a Dios en la entrega real y veraz al prójimo por Él. "Si alguno dice: Yo amo a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no pude amar a Dios a quien no ve" (1 Jn 4,20). El amor a Dios en el prójimo es difícil, pero es muchas veces el más veraz. Hay que saber que se está amando a Dios cuando se dice NO al egoísmo, al rencor, al odio, a la calumnia, a la crítica, a la acepción de personas, al juicio temerario, al desprecio, a la indiferencia, a etiquetar a los demás; y cuando se dice SÍ a la bondad, a la generosidad, a la mansedumbre, al sacrificio, al respeto, a la amistad, a la comprensión, al buen hablar. La caridad con el prójimo va íntimamente ligada a la caridad hacia Dios. Es una expresión real del amor a Dios.


CAIFÁS, EL CALUMNIADOR

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De Anás, le llevaron a Jesús atado a Caifás. Ya había preparado testigos falsos para deponer contra Jesús. Buscaban febrilmente algún testimonio para darle muerte, y no lo encontraban. Hay prisa por acabar cuanto antes. Todo el proceso contra Jesús está lleno de prisas. Además estaba dispuesto al revés: primero han condenado al reo y después buscan argumentos y testigos, a modo de artificio jurídico, que sostengan la condena. ¡Al menos que hubiera apariencias de legalidad! ¡Hipócritas! Todo venía además muy forzado: ese día era una jornada de grandes preparativos, porque al atardecer los judíos celebraban la cena pascual.
I. Comenzó el juicio religioso, probablemente al amanecer de ese Viernes fatídico y terrible, muchos atestiguaban en falso contra Él; pero ni siquiera eran concordes las renuncias ni tenían peso.

Uno sacó una frase sobre el templo que quizá podría convencer al tribunal, ya demasiado predispuesto a aceptar cualquier acusación, aunque fuera traída de los pelos: “Este dijo: Destruid este templo...”
¡Qué triste! Ese tribunal religioso que debería hacer justicia, salvar al justo... hace todo lo increíble para condenar a Jesús al tres veces Santo y Justo. ¡Qué grave pecado el de los Sumos Sacerdotes! Pecado de asesinato, deicidio; pecado de mentira, de calumnia, de falso testimonio. Pecado de injusticia, de envidia, de rabia, de burla, de falta de caridad, de blasfemia... toda la furia del infierno desatada en este tribunal religioso donde supuestamente se debería defender a Dios y sus derechos. Dios pisoteado... calumniado... atropellado... injuriado. Triste. Triste. Pero así fue. ¿Quién le defendía?

II. El juicio no avanzaba, pues no encontraba un verdadero acuerdo entre los testigos. Y eso que habían pasado varios, comprados... ¡Y ni aún así! Y Jesús callaba. ¿Cómo va a hablar con estos impostores, con estos mentirosos, con estos hipócritas? No quiso desperdiciar el tesoro de sus palabras, pues caerían en saco roto, en corazón empedernido, en mente torcida. No quiso hablar... No quiso lanzar sus perlas a los cerdos, pues las pisotearán y las destruirán. Jesús callaba. El silencio de Jesús debió crear un clima entre algunos de los miembros del Sanedrín allí presentes: -“¿Seguro que este hombre es un malhechor, un alborotador, un pervertido?
Miremos a Caifás, el Sumo Sacerdote, nervioso y preguntando a Jesús: “¿No respondes nada a lo que éstos atestiguan contra ti?” Jesús callaba. ¡Sagrado silencio de Jesús! Impresiona esta figura callada del Señor a lo largo de la Pasión. Jesús no hablará nada ante Herodes y apenas lo hará ante Pilato. Mudo ante Barrabas, ante esos soldados excitados que le flagelan, se burlan de él. ¡Qué verdad tenía Isaías al profetizar: “como manso cordero, llevado al matadero; no abrió la boca”! Jesús viene a redimirnos no con palabras, palabras, palabras... sino con obras, hechos con amor y en silencio. Aprendamos de Jesús a callar, a no perder la paz y la serenidad. ¡Cuantas pequeñeces nos sacan de quicio! ¡Cuántos malos ratos que hubiéramos podido evitar con un poco más de paciencia y mortificación interior! Hagamos el propósito de no quejarnos y de ofrecer las pequeñas humillaciones de la convivencia ordinaria. Así imitamos el silencio magistral de Jesús.
III. Al ver que Jesús no habla ¿qué hizo Caifás? Ya sabemos cómo era Caifás. Ante el milagro que hizo Jesús de Lázaro muerto y revivido, se corrió la voz. Y fue Caifás el que dijo: “Vosotros no sabéis nada, ni reflexionáis que os interesa que muera un solo hombre por el pueblo y no que muera toda la nación”. Ese era Caifás, un hombre orgulloso, expeditivo, frontal, tajante, práctico, seguro de sí mismo. Un hombre más político que ético; le interesaba la religión del “interés”, dispuesto a practicarla, aunque tuviera que pasar por encima de la muerte, mientras le proporcionara tajada. Este era Caifás: un juez que pronunció la sentencia, mucho antes de que el juicio comenzara. Y ahora, arrogante, se levanta y le pregunta: “¿No oyes todas las cosas que dicen los testigos de ti?”. Jesús callaba. Su silencio echaba en cara todas las sartas de mentiras que dijeron. Caifás se puso nervioso. No quiso quedar en ridículo. Y como no dio resultado el testimonio de los testigos, se sale de la ley preguntando: “Si tú eres el Mesías, dínoslo de una vez”.

IV. Ahora sí hablo Jesús. Él es su propio testigo. Testigo sereno, sin aspavientos, sin dramatizaciones.

Jesús sigue dominando la situación: ¿Para qué queréis que os lo diga? Si os lo dijera, no me creeréis: si os preguntare, no me contestaréis. Jesús sabe que no es la verdad lo que Caifás busca.

Jesús prosigue: “El Hijo del hombre estará sentado desde ahora a la diestra del poder de Dios”.

Caifás está nervioso. No quiere frases profundas. Quiere una confesión tajante. Por eso, le vuelve a formular de nuevo la pregunta, con energía y sin dejar posibilidad de escapatoria: “Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo del Bendito”.El momento es solemne.Si Jesús dice que sí, es un blasfemo, porque siendo hombre, se hace Dios. Y esto es motivo de condena. Jesús, aun sabiendo lo que le iba a venir encima, juró en nombre de Dios vivo: “Tú lo has dicho”.Y comienza en la sala el asombro y el escándalo. ¿Cómo puede este pobre hombre, sucio, hundido, maniatado, atreverse a decir que es el Hijo de Dios?
Y prosigue Jesús: “Y yo os aseguro que veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder y viniendo sobre las nubes del cielo”. Estallaron en gritos. Y Caifás acude al gesto que mejor expresaba el escándalo: se llevó las manos al cuello y desgarró de arriba abajo sus túnicas.

Y al gesto acompaña el grito: “Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Todos vosotros acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué os parece?”.
V. Condenan a Jesús por hacerse Hijo de Dios. No tanto por hacerse Mesías, el Libertador. Este asunto lo debía despachar Pilato, no el Sanedrin. Estos Sumos Sacerdotes no aceptaban que Dios saliera de sí mismo y viniera a este mundo en forma humana. Ellos seguían aferrados a ese Dios demasiado trascendente y lejano. No podrían concebir a un Dios cercano al hombre, con voz humana, con gestos humanos, con rostro humano. Un Dios que busca la oveja perdida, el pecador arrepentido... simplemente no cabía en sus casillas. Todos chillaron: “Reo es de muerte” No era necesaria la votación nominal.
VI. ¿Qué tenemos que evitar de Caifás? Su religión estaba al servicio de su poder y prestigio. La religión no le hizo humilde servidor, sino motivo de soberbia y egolatría. Usó a Dios para sus fines egoístas. Evitemos en nuestra vida el convertir la religión en escalafón para nuestras ambiciones terrenales y para nuestros egoísmos.
VII. ¿Qué tenemos que imitar de Jesús ante Caifás? El silencio, ante la humillación.
La sinceridad, aunque nos cueste la vida.

HERODES,ELZORRO
 

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Vamos al palacio de Herodes, el zorro.

¿Cómo estaría Jesús? Cansado físicamente, psicológicamente deshecho. Parecía un juguete que se iban pasando de mano en mano.

Herodes había oído hablar de Jesús. Pero como siempre vivía en su palacio, cómodo, entre desenfrenos y orgías, nunca vio a Jesús por los caminos.

Hagamos el retrato de Herodes.

I. Estaba ansioso de oír a Jesús

Pero era sólo curiosidad; pues era un hombre supersticioso, sensual, frívolo. Pretendió servirse de Jesús como diversión de la fiesta.

Quiso sacarle algunos números de magia milagrera, le hizo mil preguntas. Preguntas para satisfacer a su corte ansiosa de novedades, que rompieran la monotonía de sus desenfrenos y aburrimientos.

Pero Jesús no le respondía nada ¡Qué contraste entre la verbosidad de Herodes y el silencio de Jesús!

Jesús ha hablado:

- Con maestros de Israel, como Nicodemo.
- Con escribas y fariseos.
- Con el mismo Pilato.
- Con el ciego que pedía limosna.
- Con la mujer samaritana.
- Con pobres y potestades.

No rechazó nunca a nadie. Buscó el diálogo con las gentes. A todos les hablaba en su lenguaje.

Pero a Herodes no le habló. Jesús no venía con sus milagros a divertir, sino a salvar.

Él, que era La Palabra y estaba sediento de conversar con los hombres, calla; ¿Por qué? ¿Es que no me oyen?

¡Dios no habla, cuando es tratado como una cosa más!

Señor, yo sé que no hay mejor interlocutor que Tú; nadie nos ha escuchado con tanta atención que Tú; nadie nos ha tomado tan en serio que Tú. Tus palabras son las más enriquecedoras, acertadas, alentadoras. Una sola palabra tuya, Señor, sana, aquieta, consuela, purifica, orienta. El diálogo contigo siempre enriquece y llena de paz.

Pero a Herodes no le dirigiste ni una sola palabra. No quisiste desperdiciar ni una de tus sagradas palabras con ese pobre hombre Herodes, que no tenía fondo, ni valores humanos, ni éticos, ni religiosos. Sólo vivía para sus placeres y fiestas. A un metro de Jesús... y no sabía a quién tenía adelante.¡Quélastima!

II. ¿Qué debemos evitar de Herodes?

Herodes tenía un alma hueca, llena sólo de diversiones, de juergas, de orgías. Cuidar nuestras diversiones y fiestas, no sea que nos vaciemos tanto que después el Señor, ni siquiera se digne dirigirnos una sola palabra como le pasó a Herodes.

Tratemos con más respeto a Jesús en la Iglesia, en la misa, con el silencio, la atención, la concentración.

Aprovechemos el Sagrario para intimar con Jesús y hablarle de nuestras cosas íntimas y profundas, hasta hacerle a Jesús el amigo íntimo de nuestra alma.

BARRABÁS, EL 'FAVORITO' DEL PUEBLO
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Herodes, enfurecido porque Jesús no le hizo caso, no le divirtió... le manda a Pilato de nuevo, pero con una capa blanca, como indicando que allá va un loco. ¿Quién será el verdadero loco?

Y se encontró de nuevo Jesús con Pilato. La primera cosa que hizo Pilato en esta segunda entrevista con Jesús fue reconocer la inocencia de Jesús, pero de esta manera: “Así que, después de castigarle, lo soltaré”. ¿Por qué lo va a castiga, si es inocente Jesús?

Además el castigo no era una pena leve, sino la terrible flagelación:

Le desnudaron.Le azotaron Su Sacratísimo Cuerpo... hasta dejarlo lleno de cicatrices, ensangrentado.

Pilato pensaba que con este escarmiento esos judíos y sumos sacerdotes se quedarían conformes. ¡Qué va! Ellos querían a toda costa la muerte de Cristo, y esta muerte en la cruz, que era el suplicio más horrible e infamante en ese entonces.

Pilato seguía inventando nuevas maneras de soltar a Jesús. Se acordó, que cada año, por la Pascua, soltaba un preso, el que pedían, para demostrar benevolencia y clemencia. Pensó Pilato que el pueblo votaría a Jesús. Pero los sumos sacerdotes ya habían hecho su campaña para que no votaran a Jesús, sino al otro, a Barrabás.

No creamos que fue una muestra de amor de Pilato. No. Era, más bien, una forma mezquina de dejar en libertad a un inocente. No le liberaba en razón de la justicia, sino por el privilegio de la Pascua. El hecho mismo de compararle con Barrabás, un bandolero, criminal, asesino, significaba una grave ofensa a Jesús.

Al oír Pilato que la gente pidió a Barrabás, se quedó helado. “¿Y qué haré con Jesús llamado el Cristo?”.

¡Qué pregunta tan importante! Con esta pregunta Pilato abdicaba prácticamente de su potestad de juez y se la regalaba a una multitud enloquecida.

Aquella turba había perdido todos los frenos, más de la mitad de esa turba era partidaria de Barrabás, que estaban allí por el indulto pascual.

Se oyeron aquellas voces terribles que golpearon con tanta fuerza al alma del Señor: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!

¿Por qué? -se preguntaba Pilato. Puro rencor, envidia. No había otras razones.
¡Es el pago de tanto amor, de tantos desvelos de Jesús para con los hombres! ¡No le querían! ¡Le odiaban!

¡Jesús y Barrabás! El Señor, con la cabeza baja, codo a codo con el asesino. El mismo Barrabás estaba admirado por haber sido preferido al dulce Maestro de Galilea.

Crecía el tumulto, y Pilato tuvo miedo. Quiso quitarse de encima a esta turba enfurecida.

Pero aún no quería ceder a la multitud y buscó una nueva componenda: se volvió a los guardias que escoltaban a Jesús y les mandó que lo azotaran, al mismo tiempo que daba órdenes de que soltaran a Barrabás.

Pilato fue cediendo poco a poco. No fue él quien mandaba... le mandaron los demás ¡Cuántas veces nos pasa a nosotros que no somos nosotros los que mandamos en nuestra vida, nuestra inteligencia y voluntad, lo más noble que tenemos, sino la peor parte de nosotras: nuestras pasiones, miedos!

CAMINO AL CALVARIO

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I. El PESO DE LA CRUZ

Con la cruz a cuestas, este Cordero inocente, va camino al degüello.

Llevaba el palo transversal de la cruz, atado por detrás sobre los omoplatos. Este peso y esta posición, con los brazos sujetos al palo, hacían bascular terriblemente a Jesús cuando andaba. En esta postura le resultaba difícil mantener el equilibrio, con lo que caía con frecuencia al suelo, siempre de cara y sin poder protegerse con las manos, parando el golpe con la nariz y el rostro. En la Sábana Santa se descubrieron unas grandes contenciones y cardenales, y unos arañazos largos y profundos en la zona alta de la espalda, por culpa de ese palo transversal. ¡Por si hubiera sido poco la flagelación, los azotes!

Muchos le miraban con pena y desconcierto; para otros, el cortejo de aquel condenado a muerte, tenía un cierto aire festivo.

A muchos los conocía. Eran hombres y mujeres a quienes había hecho algún milagro, algún favor, algún beneficio. ¡Qué ingratos somos los hombres! ¡Qué rápidamente nos olvidamos de quienes nos han hecho algún bien!

¡Qué dolor para Jesús! Al peso de la cruz se une el peso de la ingratitud, del desprecio, de la humillación. Y todo esto le hace caer varias veces.

De nosotros esperaba compasión, ayuda, solidaridad... y sólo recibió desprecio, desinterés y ofensas.

Pero durante este trayecto penoso y terrible, encontró el alivio, el consuelo de su madre, de Juan, de Simón de Cirene, y de unas buenas mujeres.

II. EL ENCUENTRO CON SU MADRE

Quedó sobrecogida por el estado en que se encontraba su Hijo. Al principio casi no lo reconoció... por las caídas, los golpes, la falta de aliento y de agua.

El dolor de María alcanzó la cima en la Pasión, donde participó de modo singular de la Redención llevada a cabo por su Hijo.

¿Qué se dijeron María y Jesús? Se miraron. Quizá intercambiaron alguna palabra. Su madre animó a su Hijo para que siguiera adelante en el camino de la cruz.

Cada corazón, el de María y el de Jesús, vierte en el otro su propio dolor. El de ambos estaba lleno de amargura, de pena, de dolor.

“¡Oh vosotros cuantos pasáis por el camino: mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor!”.

María contempla la soledad de su Hijo. Casi todos le han abandonado. Y le consuela a su Hijo. ¡Qué dulce consuelo! ¡Cómo alivió a Jesús este encuentro con su madre!

¡Jesús esperaba y deseaba este encuentro! ¡Cuántos recuerdos de infancia! Belén, Egipto, Nazaret... ahora la quiere aquí, en el Calvario.

Yo también la necesito a María es esos momentos de oscuridad, de noche, de dificultad, de dolor. Cuando un niño pequeño tiene miedo, grita: ¡mamá! Así tengo yo que clamar: ¡No me dejes, madre!

III. SIMEÓN DE CIRENE

Jesús estaba muy débil y se veía tropezar con frecuencia. Parecía que no iba a llegar a la cima. Y quienes le habían condenado tenían mucho interés en que llegase con vida hasta la cruz. Querían un hombre crucificado, no un cadáver para enterrar.

Por eso, a uno que pasaba le obligan a llevar el travesaño. Le obligan, porque no hubo nadie con entrañas.

¿Dónde estaban los apóstoles para echarle una mano? Nadie se presentó.

Jesús sintió alivio físico, con la ayuda del Cireneo . Le agradeció con una mirada, con un gesto. Primero, la llevó con enojo y fatiga... y poco a poco, su ira se derretía ante los ojos mansos y serenos de aquel hombre que, nada tenía que ver con los condenados corrientes. Primero, enojo. Después piedad, y finalmente amor.

Simón nunca llegó a imaginar que aquel sería el día más grande de su vida. ¡Ayudó al Hijo de Dios en su camino hacía la cruz! Podemos pensar que participaría en el descendimiento y estaría cerca de María.

Yo también puedo ser Cireneo de Jesús, ayudando a quién lleva una cruz más grande que la mía.


IV. LAS SANTAS MUJERES

“Lloraron y se lamentaban por él”. Más no podían hacer. No tenían ni voz ni voto.

Jesús se despreocupa de su dolor, y las consuela. Siempre olvidado de sí mismo y volcado a los demás. ¡Cuánto nos cuesta a nosotros esto! Nuestro dolor nos hunde y nos cierra a los demás.

La tradición nos habla de la Verónica. ¡Otro consuelo para Jesús! Cada vez que yo enjugo el rostro de algún hermano necesitado, se lo hago a Jesús y en mi alma queda estampada la figura de Cristo.


V. EL BUEN LADRÓN

Cuánta verdad se esconde detrás de las palabras: “He venido a buscar a los pecadores”. No desaprovechó ni un minuto de su vida para abrir su corazón al pecador.

Ahora, ya en la cruz, se encuentra con dos ladrones. O mejor, estos ladrones tienen la suerte de encontrarse con Jesús ahí, en el Calvario.

Nadie que se acerque a Jesús queda indiferente: o le acepta y le ama, o le odia y le desprecia. No hay término medio.

Uno de ellos, es mal ladrón, se une a los insultos de todos, con blasfemias. No dejó que Cristo tocase la profundidad de su alma. No se abrió a Jesús y a su cruz salvadora, sanadora, purificadora. Se cerró. El otro, el buen ladrón, se abrió a Jesús.

En primer lugar le llama el ladrón le llama con el dulce nombre de Jesús. ¡Qué familiar le resulta Jesús! Sin duda que había oído hablar de él. ¿Quién no había oído hablar de Jesús en ese tiempo? ¿Y también en este tiempo?

En segundo lugar, le pide al menos un recuerdo en el Reino: “Acuérdate de mí, cuando llegues a tu Reino”. Quiere decir que es un judío creyente, que había tenido un proceso de conversión progresivo, que culminaba ahora aquí junto a la Cruz de Cristo, junto a Cristo en la cruz. El dolor y el encuentro con Cristo Crucificado le había empujado a la conversión moral y religiosa. Para convertirse en discípulo de Cristo no ha necesitado de ningún milagro; le ha bastado contemplar de cerca el sufrimiento del Señor.

Estas palabras del ladrón fueron un gran consuelo para Jesús. Y realmente este ladrón robó un pedazo de cielo y el corazón de Jesús. Sus palabras fueron para Jesús una bocanada de oxígeno en aquella tarde cerrada a todo consuelo.

Y Jesús no sólo le promete un recuerdo, sino que le da el don de los dones: el cielo: “Hoy estarás conmigo...” ¡Qué misericordia la de Jesús!

Un ladrón arrepentido fue el primer santo canonizado por el mismo Jesús. ¡Qué bien aprovechó este hombre su última oportunidad!

El fruto y el premio a nuestros sufrimientos, si los unimos a Jesús, es el cielo. Y el cielo es estar con Jesús, disfrutando de su presencia suave, tierna y llena de amor. ¡EL cielo es un premio!

VI. EL CENTURIÓN

Jesús acaba de morir, después de una terrible agonía. Y ocurren fenómenos extraordinarios: las tinieblas cubren hasta la hora nona, el velo del templo se rasgó en dos partes, la tierra tembló y las piedras se partieron. Todo esto revela la magnitud de la muerte de Jesús. Dice san Jerónimo que las tinieblas expresan el luto del universo por su Creador, la protesta de la naturaleza contra la muerte injusta de su Señor.

El velo que se rasga significa que concluyó la antigua ley.

Las multitudes, al ver todo esto, se llenaron de temor. Tomaron conciencia de que algo muy grande había sucedido. Muchos se volvían a la ciudad golpeándose en el pecho.

El centurión, romano, que había ejecutado la sentencia se llenó de un santo temor que hizo una hermosa confesión: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios”.

Fue un santo temor lo que le llevó a la fe, o al menos, a los inicios de la fe. También algo muy grande había sucedido en su alma: un terremoto, el velo cayó... y se abrió el cielo en su corazón.

El centurión es uno de los primeros frutos de la muerte de Cristo en aquellos mismos que le habían crucificado.

¡Qué duda cabe que se bautizaría y sería un cristiano que guardó como un tesoro las pertenencias de Jesús que le habían tocado en suerte en el reparto!

¡Cuántos hombres necesitan como este centurión un terremoto en el alma, como un aviso, para que crean en Jesús!

¡Cuántos tenemos el alma dura como piedra, y necesitamos este terremoto que rompa nuestra piedra!

Necesitamos ese santo temor, que nos haga comprender la gravedad de nuestro pecado, como ofensa a Dios nuestro Señor, y la posibilidad real que tenemos de perder a Dios eternamente, si no cambiamos de vida.

Y al santo temor hay que añadir el amor.

El amor nos hará apresurar los pasos hacía Dios, y el santo temor nos hará ir mirando adónde ponemos los pies para no caer.

VII. JOSÉ DE ARIMATEA Y NICODEMO

Dos hombres ricos. Fariseos cumplidores de la ley. Abiertos a la verdad. Pero miedosos. Les comía el respeto humano.

Se dieron cuenta de que el juicio de Jesús tenía cariz injusto... y no movieron prácticamente un dedo. Tal vez, alguna frase para ablandar al tribunal, pero nada eficaz. Tenían miedo.

En vida, nada por Jesús.

Y una vez muerto, se desviven por Jesús.

La regala José su jardín y un sepulcro.

Y Nicodemo le trae aromas y su dolor y pena.

Son prototipos de los cristianos cobardes, que temen el que dirán, que aman más su fama y su pellejo que a Jesús, que ciertamente no arriesgan nada por Jesús.

Ciertamente José no había dado el consentimiento a la sentencia del Sanedrín. Es verdad. Pero tampoco hizo nada eficaz para salvar a Jesús. ¿Por qué ahora tanta diligencia para ofrecer su jardín, un sepulcro nuevo, un lienzo sin estrenar?

Nicodemo lo mismo: llevó mirra y áloe en abundancia. ¡33 Kilos! Un gesto de piedad. Está bien. Pero, ¿y en vida?

Tal vez la muerte de Jesús le fue abriendo a la fe. Y después fueron discípulos audaces de Cristo.

  • Visionado de la Película de la Pasión de Cristo de Mel Gibson, para poder reconocer los personajes y acontecimientos de la Pascua con una visión genera.
  • Examen de la Pascua:

PREGUNTAS PARA LA PASCUA                   
Jueves Santo 
  1. Fiesta que estaba celebrando  Jesús con sus discípulos en la última cena………………………………….
  2. Sacramento que instituye Jesús en la última cena………………………………………..el pan  representa su………………..y el vino su ………………………que será entregado por todos .
  3. Jesús les enseña con este gesto que quien quiera ser el primero, sea el servidor de todos……………………………aunque  …………………….no lo entienda y Jesús se lo explique.
  4. Mandamiento Nuevo……………………………………………………………………………………………………
  5. Jesús se retira al huerto de los Olivos para ………………………………..mientras los discípulos se quedan ……………………………Jesús les dice Velad y orad para que no ………………………….
  6. Jesús en la oración encuentra la ………………………………para hacer la voluntad del Padre.
  7. Aparece Judas con la guardia del Sanedrín indicando quien es Jesús con un ………………..
  8. ¿Cómo se llamaba la reunión del sumo sacerdote con los sacerdotes? ………………………..
  9. El sumo sacerdote se llamaba……………………………………………….
  10. Le realizarán el Juicio …………………….acusándolo de …………………… por considerarse …………………… y …………………………..
  11. ¿Por qué no condenan los judíos a Jesús y lo llevan a la autoridad romana?………………
  12. Discípulo que niega a Jesús tres veces………………………antes de que cante el…………….
Viernes  Santo

  1. Procurador Romano que realizó  el juicio Civil ………………………………………
  2. Le castiga con ………………………………………y después los soldados se burlan de Jesús y le trenzan una ………………………………..le ponen un manto de color ………………. y una …………….en su mano, como un Rey .
  3. Pilatos intenta liberarlo por la fiesta de la Pascua y al final soltara a………………………………………
  4. Ante la Insistencia de la multitud Pilato se…………………………y lo entrega para que lo crucifiquen.
  5. Camino que realiza Jesús con la Cruz……………………hoy recordamos XIV ……………………….
  6. Mujer que limpia el rostro de Jesús en el camino a la Cruz…………………………………………….
  7. Le ayuda a llevar la cruz………………………………………………
  8. Monte en el que muere Jesús ………………………………..sobra las …………………….de la tarde.
  9. Jesús lo crucifican junto a dos …………………………………..
  10. Único discípulo en la cruz……………………..y su…………………………………y ………………………………………….
  11. Miembros del Sanedrín que Pidieron permiso para enterrar a Jesús......................y…………………….
  12. A la imagen de María con su hijo muerto en los brazos lo llamamos……………………………………………
  13. Últimas siete frases de Jesús en cruz:………………………………………………………………………………………….
……………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………..
SABADO SANTO

  1. La iglesia celebra esta noche la ……………………………………………utilizando la simbología de la Luz que vence a la ……………………………así como Cristo vence a la …………………………………………………

DOMINGO DE RESURRECCIÓN
  1. Primera mujer según la Biblia que ve a Jesús resucitado.............................................................
  2. Primera mujer según la tradición, que se encuentra con Jesús …………………………………................
  3. Los sumos sacerdotes los sobornan para que digan que el cuerpo de Jesús ha sido robado por los discípulos…………………………………..;
  4. La resurrección de Jesús fue un hecho………………………………….y no imaginario.


·         Oca de la Pascua:

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